Guerrín es una pizzería ubicada en la avenida Corrientes, a solo dos cuadras del obelisco. A pesar de su proximidad al famoso monumento, esta pizzería abrió sus puertas antes de que este estuviera allí. Sus hornos se encendieron por primera vez en 1932 y desde entonces no han dejado de funcionar.

Fundada por dos genoveses, quienes al igual que muchos otros inmigrantes, llegaron a Argentina junto con sus costumbres y recetas. Trajeron consigo las típicas pizzas italianas, pero adaptadas al gusto local con un excedente de queso, como es costumbre acá.

El viernes pasado tuvimos la oportunidad de visitar su increíble local y experimentar la atmósfera única de este lugar. Desde lejos, ya se podía percibir la afluencia de personas que visitan este lugar incluso en horas no pico. Al entrar, se respiraba una experiencia turística auténtica, con los camareros recibiendo a los clientes con una sonrisa. Además, se vive la interculturalidad con la constante visita de turistas entusiasmados por conocer esta pizzería que ha sido frecuentada por famosos de todo el mundo a lo largo de la historia.

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Una vez dentro, tuvimos el placer de conocer al encargado y pariente de sus fundadores, Marcos Giacaglia, quien lleva más de diez años trabajando en el lugar. Nos compartió un poco de su experiencia a lo largo de los años, describiendo la magia que se vive en este local. Expresó su amor por su trabajo y cómo disfruta del constante contacto con la gente.

Además, nos contó que, a pesar de la visita constante de turistas, también tienen clientes habituales que los visitan al mediodía cuando cortan para trabajar. Y por la noche, cuentan con visitantes tanto locales como turistas que van a la calle Corrientes en busca de la tradicional visita a los teatros para terminar comiendo una pizza.

A pesar de la magia del lugar, sus pizzas son el elemento fundamental para completar la experiencia. Son cocinadas a leña con 600 gramos de mozzarella por pizza. Además, todos sus toppings son abundantes sin escatimar en ninguno de sus ingredientes. Pero lo que las hace verdaderamente únicas es su cocción. Sus hornos mantienen una temperatura constante desde hace años, ya que nunca se han apagado desde su inauguración. Aunque han crecido y sumado hornos, el original, al que ellos llaman "horno 1", nunca ha apagado su llama. Según nos contó el gerente, si lo apagaran, no solo podrían dañarse los hornos, sino que el sabor no sería el mismo.

Según Giacaglia ¨uno de los secretos y fundamentos de Guerrín es no traicionar las raíces nuestras, siempre amasamos a mano, cocinamos a leña, la salsa se cocina con tomate perita procesado, nunca dejamos nada de un día para el otro, todo se cocina en el día, y creo que todo eso hace que Guerrín sea un éxito¨.

 Cocinan entre 1600 y 1800 pizzas por día, aunque algunos días llegan a ser muchas más. Las más vendidas son las que se sirven "al corte", es decir, por porción, ya que la gente suele vivir la experiencia completa de ir al local y consumir en su famosa barra o parados afuera del local. En cuanto a los sabores, nos cuenta que "las de jamón y morrón, fugazzeta y mozzarella son sus caballitos de batalla", siendo las más pedidas todos los días y que son imperdibles de probar.

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Sin duda, nos fuimos de este lugar contentos de haber conocido uno de los iconos gastronómicos de la ciudad porteña, el cual no se pueden perder si quieren mezclar la historia con un buen lugar para comer. Además, la atención de sus empleados hace que te lleves una experiencia completa.

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Escrito por: Maria Paz Zabala